domingo, 1 de abril de 2012

Tú y Yo

Aquél era un día especial; el cumpleaños de Aylén. Aylén había organizado una fiesta increíble, aprovechando que sus padres la consideraban adulta, y la habían dejado sola con permiso para hacer una fiesta para su 15 cumpleaños. En realidad no se saltaba ninguna regla, ¿no? Le dio igual. Era el momento para pasarlo bien, con sus amigas, sobre todo con Nerea que por fin empezaba a despertar de su trance. Ahora volvía a ser la misma de siempre, quizá un poco más desatada de lo normal, pero ya era hora. 
Todo estaba organizado; los manteles recién puestos, botellas de coca-cola, fanta, tinto y alguna que otra de ron, mojito o vodka escondidas mientras llegaban los invitados. Golosinas y patatas fritas puestas en bandejas, el equipo de sonido preparado para que no se repitiera ninguna canción. Aquello iba a ser un desenfreno. Se oyó el timbre. Aylén, con sus ojos pintados, sus cuñas altas y su pantaloncito ceñido abrió la puerta, dejando pasar a Mireya, Selena y Anyelo que venían juntos. 
Al poco, llegaron Tanya, Belinda, Dafne, Saúl, Aarón y más gente. Y luego, tarde como las estrellas, llegó Nerea  planeando arrasar con todo.
La música, que ya llevaba rato sonando, subió el volumen; todos empezaron a bailar. Más gente entró por la puerta. Nadie conocía a nadie, pero bailaban incitados por el alcohol que ya llevaba rato descubierto. Y así, fueron poco a poco abandonando sus problemas, riendo, sin saber por qué. 
Nerea bailaba una bachata con Mireya. Todo se veía más brillante, más cercano. 
Anyelo se acercó a ellas mientras acababa la canción. -Nerea, ¿bailas conmigo la siguiente? -preguntó él, aun con los efectos del alcohol parecía cohibido. -¡Claro! -sonreía ella, feliz de captar su atención. La bachata terminó, con un golpe de cadera, y empezó la siguiente canción. También era una bachata, de Toby Love. Nerea cogió las dos manos de Anyelo, sin vergüenza y con una sonrisa por delante. 
Al ritmo de la canción, como imanes, se fueron acercando. El rostro de Nerea descansaba sobre el hombro de él. Olía a jabón profundo. -Cuando estas junto a mi; siento cada segundo es eterno y me llevas hasta lo mas profundo de esta pasión... -cantó Anyelo en el oído de ella. Nerea se ruborizó y un cosquilleo la recorrió. Sus cuerpos se acercaron más y empezaron a bailar de verdad. Se movían en completa sincronización; sus cuerpos encajaban, se desenredaban, giraban. La canción terminó, pero no con ello su atracción. Tras un giro, Nerea acabó entre los fibrosos brazos de Anyelo. Luego sucedió. Un beso lento, ardiente, anhelado por los dos, tal vez incitado por el alcohol. Y otro beso, caricias, miradas, amor. Una pregunta, una afirmación. Una sonrisa, otro beso. Finalmente, la despedida, porque Anyelo se iba. 
Fuera casi todos, eran las 2 de la madrugada. El rubor cubría las mejillas de Nerea y no sabía bien qué hacer. Aquella noche se quedaba a dormir en casa de Aylén, junto a Belinda, Selena y Tanya. 
Cuando las otras dejaron de intentar sonsacarle cómo besaba Anyelo y si estaban saliendo, Nerea se durmió y soñó con él y aquella dulce bachata que los había conectado a los dos. 


Canción recomendada: Tú y yo; de Toby Love.

3 comentarios:

  1. Escribes muy bonito. Y sentidamente. No dejes de vivir, tampoco de escribir.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya, muchísimas gracias por el consejo. De todas formas, no pretendía dejar nunca de hacerlo. =)

      Eliminar
  2. Muchas gracias; y por supuesto que me encanta la poesía -en realidad tengo otro blog, en el que cuelgo mi "día a día" de forma pícara o en forma de poesía- Será un placer visitar tu blog.

    ResponderEliminar