viernes, 6 de abril de 2012

Que Me Quedes Tú

Era Lunes por la mañana, camino del instituto, dos días después de aquella fiesta tan especial.
Nerea soñaba despierta mientras caminaba con Jose, Aarón y Marta, conocidos del instituto que vivían cerca de su casa.
Estoy deseando llegar al instituto sólo por verle. -Pensaba Nerea, en las nubes. -Dios.. Tengo mariposas en el estómago sólo de recordar sus besos en la fiesta, sus dulces labios acariciando mi cuello.. ¡Quiero tenerle YA conmigo! -En sus ensoñaciones, Nerea había llegado a un paso peatonal y no se había dado cuenta. Un deportivo azul casi se la lleva por delante. Levantó la cabeza, sorprendida y sin apenas saber dónde estaba. -Eh, tú, ¡a ver si miras por dónde vas! -Le gritó el conductor del coche con un humor de perros. -¡Lo siento! -dijo ella, avergonzada, y siguió adelante. Aarón, Marta y Jose se reían a su espalda. Caminó algo más despacio y se adaptó al ritmo del grupillo, metiéndose en la conversación.
Al rato, llegaron al instituto, y las puertas todavía no habían abierto. Llegaban muy temprano.
¿Habrá llegado ya Anyelo? -se preguntó ella. Miró a su alrededor y vio un grupo de gente de su clase. Se acercó a saludarlos. -¡Hola!- dijo ella con una anormal sonrisa de oreja a oreja en la cara. Ellos se quedaron mirándola como si hubieran visto un fantasma. ¿Nerea así de feliz? Casi oyó ella los pensamientos del grupo. -Hola, Nere, se te ve contenta. -dijo Miriam, una chica que parecía agradable. -Sí. -dijo ella riendo. Los demás le sonrieron y continuaron la cháchara como si nada.
De pronto, alguien le tapó los ojos con las manos por detrás. Anyelo. -pensó ella. -¡Anyelo!- rió, jugando por un momento a ser adivina. -¡Me pillaste! -dijo la voz de su.. novio. Se giró y le dio un beso pequeñito. -¡Buenos días! -dijo ella. -Ahora son buenos. -contestó él, y volvió a besarla, un poco más lento. -Aah, para, que hay gente. -protestó ella fingiéndose enfadada. -¿Y?  -¡Pues nada! -dijo ella. El grupo, al principio sorprendido y luego burlón, ya sabía el por qué de tanta alegría. -Nere, ¿estáis juntos? -dijo Miriam, curiosa. -Sí. -contestaron los dos a la vez. Miriam se rió. -Pues felicidades, chicos. Tú eras Anyelo, ¿no? -Sí, ¿te conozco? -dijo él. -Sólo de vista.-contestó Miriam. 
Sonó el timbre. Anyelo acompañó a Nerea hasta su clase y tras otro beso, en medio del tumulto de la gente, se fue a su clase en el pasillo de al lado. 
En clase, a Nerea la abordaron. -Nere, ¿que estás con Anyelo de 3ºA? -escuchaba por todas partes. -Oooy, ¡que Nere tiene un churry! -dijo una voz conocida. -¡Dafne! -dijo ella. -Salami, salami, te va a dar salami.. -Canturreó ella desde su mesa. -Dafne por Dios, ¡para! -le dijo ella entre risas. -Venga, paro. Ahora en serio, me has sorprendido. ¡Que duréis! -Gracias, ¡supongo! -Le sonrió Nerea.
Entró el profesor de lengua y cesó el tumulto. Un poco de tranquilidad, parece. -se dijo Nerea. -No recordaba que la gente se pusiera tan pesada cuando tenía novio. Ah, mierda. Que yo el único novio que he tenido hasta ahora fue secreto. -Recordó, entre sarcástica y melancólica. En fin, espero que Anyelo sea sincero. 
Abrió el libro y la libreta de lengua y trató de concentrarse en la sintaxis. El romance para luego.

domingo, 1 de abril de 2012

Tú y Yo

Aquél era un día especial; el cumpleaños de Aylén. Aylén había organizado una fiesta increíble, aprovechando que sus padres la consideraban adulta, y la habían dejado sola con permiso para hacer una fiesta para su 15 cumpleaños. En realidad no se saltaba ninguna regla, ¿no? Le dio igual. Era el momento para pasarlo bien, con sus amigas, sobre todo con Nerea que por fin empezaba a despertar de su trance. Ahora volvía a ser la misma de siempre, quizá un poco más desatada de lo normal, pero ya era hora. 
Todo estaba organizado; los manteles recién puestos, botellas de coca-cola, fanta, tinto y alguna que otra de ron, mojito o vodka escondidas mientras llegaban los invitados. Golosinas y patatas fritas puestas en bandejas, el equipo de sonido preparado para que no se repitiera ninguna canción. Aquello iba a ser un desenfreno. Se oyó el timbre. Aylén, con sus ojos pintados, sus cuñas altas y su pantaloncito ceñido abrió la puerta, dejando pasar a Mireya, Selena y Anyelo que venían juntos. 
Al poco, llegaron Tanya, Belinda, Dafne, Saúl, Aarón y más gente. Y luego, tarde como las estrellas, llegó Nerea  planeando arrasar con todo.
La música, que ya llevaba rato sonando, subió el volumen; todos empezaron a bailar. Más gente entró por la puerta. Nadie conocía a nadie, pero bailaban incitados por el alcohol que ya llevaba rato descubierto. Y así, fueron poco a poco abandonando sus problemas, riendo, sin saber por qué. 
Nerea bailaba una bachata con Mireya. Todo se veía más brillante, más cercano. 
Anyelo se acercó a ellas mientras acababa la canción. -Nerea, ¿bailas conmigo la siguiente? -preguntó él, aun con los efectos del alcohol parecía cohibido. -¡Claro! -sonreía ella, feliz de captar su atención. La bachata terminó, con un golpe de cadera, y empezó la siguiente canción. También era una bachata, de Toby Love. Nerea cogió las dos manos de Anyelo, sin vergüenza y con una sonrisa por delante. 
Al ritmo de la canción, como imanes, se fueron acercando. El rostro de Nerea descansaba sobre el hombro de él. Olía a jabón profundo. -Cuando estas junto a mi; siento cada segundo es eterno y me llevas hasta lo mas profundo de esta pasión... -cantó Anyelo en el oído de ella. Nerea se ruborizó y un cosquilleo la recorrió. Sus cuerpos se acercaron más y empezaron a bailar de verdad. Se movían en completa sincronización; sus cuerpos encajaban, se desenredaban, giraban. La canción terminó, pero no con ello su atracción. Tras un giro, Nerea acabó entre los fibrosos brazos de Anyelo. Luego sucedió. Un beso lento, ardiente, anhelado por los dos, tal vez incitado por el alcohol. Y otro beso, caricias, miradas, amor. Una pregunta, una afirmación. Una sonrisa, otro beso. Finalmente, la despedida, porque Anyelo se iba. 
Fuera casi todos, eran las 2 de la madrugada. El rubor cubría las mejillas de Nerea y no sabía bien qué hacer. Aquella noche se quedaba a dormir en casa de Aylén, junto a Belinda, Selena y Tanya. 
Cuando las otras dejaron de intentar sonsacarle cómo besaba Anyelo y si estaban saliendo, Nerea se durmió y soñó con él y aquella dulce bachata que los había conectado a los dos. 


Canción recomendada: Tú y yo; de Toby Love.